La política de Cero Covid impulsada desde las autoridades chinas, con los consiguientes confinamientos en algunas de las principales ciudades del país, está teniendo ya consecuencias en el ámbito de la construcción de buques. Los propietarios están intentando evitar sus instalaciones para llevar a cabo sus actualizaciones, reparaciones y construcciones, trasladando estas operativas a otras zonas del mundo, lo que a su vez está provocando retrasos fuera de China.
Por ejemplo, los astilleros repartidos por Europa, el Mediterráneo y el Mar Negro ya están completos hasta el tercer trimestre, mientras que los de Oriente Medio y Asia están registrando un volumen mayor del habitual. Igualmente, en China, los astilleros están sufriendo graves retrasos por la falta de trabajadores disponibles y las dificultades en el suministro de componentes.
Esto está provocando que muchos buques tengan que permanecer en las instalaciones mucho más tiempo del esperado. Otro problema al que se enfrenta el sector, y que no debe pasarse por alto, es el incremento de los costes de la construcción por la subida del precio del acero.
Los corredores intermodales han dado a conocer recientemente que los astilleros de reparación de China se enfrentan actualmente a una alta demanda y han tenido que aumentar los precios para mantener sus instalaciones en funcionamiento.
Datos de Clarksons muestran que los astilleros de reparación chinos representaron el 49% de los eventos globales, por delante de los astilleros en Turquía (9%) y los Emiratos Árabes Unidos (4%).
Uno de los factores que ha alterado el normal funcionamiento de los astilleros asiáticos, son las reglas en extremo estrictas de Pekín para permitir la entrada de extranjeros al país durante la pandemia. Estas decisiones de orden sanitario, están alejando a todos los propietarios con reparaciones complicadas.