El impacto de la crisis bélica en Oriente Medio y su traslación a las aguas del Mar Rojo sobre el tráfico mercante global está provocando cambios de gran calado a medida que los diferentes actores de las cadenas de suministro intentan adaptarse a la nueva situación.
De manera particular, en el ámbito del transporte marítimo, se están produciendo profundas transformación coyunturales en cuanto a rutas, capacidades desplegadas y tiempos de tránsito. En este sentido, la mayor parte de las navieras han desviado los tráficos de contenedores desde Asia hacia el oeste por el cabo de Buena Esperanza, algo que se traduce en viajes más largos y con fletes más altos.
Paralelamente, parece que la inestable situación en las costas yemeníes también ha hecho que las navieras hayan tocado a rebato y hayan puesto la mayor parte de su capacidad a navegar para evitar que vuelva a producirse un escenario de congestión portuaria y de alteración en los flujos de contenedores vacíos que podría acabar afectando a toda la cadena.
De acuerdo con el último análisis semanal de Lynerlitica, la flota ociosa en la cuarta semana de 2024 representa sólo un 0,4% de la flota total, con 77 portacontenedores que tienen una capacidad de 123.140 TEUs.
Al mismo tiempo, la consultora también sitúa el nivel de congestión portuaria en el período en un 5,3% de la flota, tres décimas porcentuales menos que una semana antes, y una capacidad acumulada de 1,49 millones de TEUs.
Por otro lado, la consultora estima que en los últimos treinta días se han incorporado al mercado un total de 36 portacontenedores con una capacidad total de 234.298 TEUs y que, al mismo tiempo, se han retirado de la navegación once buques con 11.168 TEUs de capacidad.