El mundo de la computación ha dado un paso impresionante hacia el futuro. Un equipo de científicos de una empresa de Suiza construyeron la primera “computadora viviente” que funciona con organismos cerebrales, cultivados a partir de células madre.
Fayer Wayer publica que estos pequeños organismos serían los sustitutos de los chips de silicio convencionales y servirían, en principio, para reducir considerablemente el consumo de energía, ya que al probarla detectaron que este dispositivo consume 1 millón de veces menos energía que un aparato convencional. La empresa desarrolladora de este dispositivo se llama FinalSpark. Para la computadora utilizan componentes biológicos para procesar información y realizar cálculos. Este tipo de iniciativas no son nuevas, pero tienen el objetivo de cambiar la forma en que entendemos y aplicamos la computación en diversos campos, desde la medicina hasta la industria.
Para comprender un poco de este concepto bastante complejo, es necesario explicar que FinalSpark usa células vivas, que se cultivan desde células madre, y moléculas ADN que se pueden programar o modificar genéticamente para realizar tareas específicas, tal cual hace un programador con los chips, por ejemplo. Programar células vivas no es algo novedoso en la ciencia. El éxito de estos biocomputadores es que lo hacen usando ADN.
“Al modificar las secuencias de ADN, las células pueden ser inducidas a llevar a cabo operaciones lógicas básicas, similares a las que realizan los componentes electrónicos en una computadora convencional. Además, estas células pueden responder a estímulos externos, como la luz o ciertos químicos, lo que les permite procesar información y generar respuestas específicas”, dijo la empresa en un comunicado.
Gracias a esta iniciativa, FinalSpark lanzó una plataforma llamada Neuroplataform, en la que investigadores de todo el mundo pueden realizar experimentos de forma remota con este invento, según reseña Bio Bio Chile.
“La plataforma permite un acceso ininterrumpido a 16 organoides del cerebro humano que tienen el objetivo de desarrollar el primer procesador viviente del mundo. Estos bioprocesadores, compuestos por neuronas vivas capaces de aprender y procesar información, consumen un millón de veces menos energía que los procesadores digitales tradicionales y, potencialmente, reducen el impacto ambiental asociado al uso creciente de computadoras”, reseñó Business Wire.