La última milla, el tramo final en la entrega de productos al cliente, ha cobrado una importancia crucial en América Latina y el Caribe (ALC). Este proceso, que representa hasta el 40% de los costos logísticos totales, enfrenta desafíos significativos en la región debido a la geografía diversa, la infraestructura desigual y la alta concentración de poblaciones urbanas en áreas densamente pobladas.
Las empresas están innovando en este ámbito para superar las barreras y garantizar entregas rápidas, eficientes y rentables. Una de las estrategias más utilizadas en ALC es el uso de tecnología para optimizar rutas de entrega. Mediante aplicaciones móviles, inteligencia artificial y análisis de datos, las empresas pueden identificar las rutas más eficientes, reducir los tiempos de transporte y minimizar los costos operativos. Además, estas herramientas permiten monitorear en tiempo real las entregas, ofreciendo a los clientes mayor visibilidad y confianza en el proceso.
Otra tendencia en la región es la implementación de puntos de recolección y lockers inteligentes. Dado que el acceso a algunas zonas puede ser complicado, estos puntos estratégicos permiten a los clientes recoger sus pedidos en lugares convenientes, como tiendas de conveniencia, estaciones de transporte o centros comerciales. Esta estrategia reduce el costo y la complejidad de las entregas domiciliarias, especialmente en áreas rurales o de difícil acceso.
El uso de vehículos eléctricos y alternativas de transporte sostenible está ganando terreno como parte de los esfuerzos por reducir el impacto ambiental de las operaciones de última milla. Empresas de logística están adoptando flotas de bicicletas eléctricas, scooters y vehículos pequeños para moverse de manera eficiente en zonas urbanas congestionadas, disminuyendo las emisiones de carbono y adaptándose a las regulaciones ambientales crecientes en varios países de la región.
Además, el comercio colaborativo está impulsando la última milla. Plataformas de economía compartida están conectando a pequeños transportistas y conductores independientes con empresas y consumidores, maximizando el uso de recursos existentes. Este modelo no sólo disminuye costos, sino que también genera ingresos adicionales para los participantes, lo que lo convierte en una solución atractiva en economías con alta informalidad laboral.
Un desafío clave para las estrategias de última milla en ALC es la necesidad de personalización para satisfacer las expectativas de los clientes. En una región con una gran diversidad cultural, económica y geográfica, las empresas deben adaptar sus enfoques según las características de cada mercado. Esto incluye ofrecer opciones flexibles de entrega, como horarios personalizados, métodos de pago diversos y políticas de devoluciones accesibles.
Por último, la colaboración público-privada puede ser un catalizador para mejorar las operaciones de última milla en ALC. Gobiernos, empresas y organizaciones sociales pueden trabajar en conjunto para mejorar la infraestructura, promover políticas de movilidad sostenible y fomentar la innovación tecnológica. Este enfoque colaborativo no solo beneficiará a las empresas, sino que también mejorará la calidad de vida de los ciudadanos en la región.