Crisis arancelaria: incertidumbres y oportunidades para el e-commerce latinoamericano

Tras las bambalinas del crecimiento sostenido que ha experimentado el comercio electrónico a través de los años, los acuerdos internacionales trabajan como una especie de director silencioso. Sin ellos, los aranceles y las barreras legislativas habrían sido importantes trabas para la expansión de marketplaces y retailers transfronterizos.

Estos días han sido una fuerte muestra de esa influencia y han dado cuenta de cómo un cambio de reglamento puede llevar a un negocio lucrativo hacia la insostenibilidad. En el mundo, el futuro de los intercambios comerciales se mantiene en un clima de alta incertidumbre, lo que obliga al comercio a pensar en distintas formas de adaptación. Si hay alguna certeza hasta ahora es que China no se queda de brazos cruzados. Además de las respuestas que ya ha dado a Estados Unidos, es de esperar que la potencia asiática reordene su estrategia comercial internacional, lo que podría llevar sus esfuerzos a países de América Latina.

Habría mayores incentivos para que empresas chinas comiencen a instalar infraestructura propia en la región, con lo que mejorarían sus tiempos de entrega y su capacidad de competir en estos países. Esto trae consigo oportunidades, pero también desafíos importantes para los comercios locales, que deberán entrar a acelerar procesos logísticos y mejorar la experiencia de compra para lograr mantenerse competitivos en este nuevo escenario.

Por su parte, las compañías chilenas que operan bajo el modelo de dropshipping y que dependen de proveedores asiáticos para envíos directos, podrían verse enfrentados a nuevas condiciones en torno a tarifas, stock de productos y plazos.

Aunque estas variables no necesariamente tendrían que verse afectadas negativamente, nuevamente nos lleva a la incertidumbre: una reducción del flujo de mercancías hacia EE.UU., podría reducir la alta demanda sobre el transporte internacional, lo que potencialmente sería una ventaja para lograr agilizar entregas y reducir costos de transporte hacia Latinoamérica.

Sin embargo, esto podría traer también como resultado una mayor congestión en puertos alternativos. Ejemplo de esto es lo que ha ocurrido en el Mar Rojo, donde se han vuelto más costosos y lentos ciertos envíos.

En este escenario, ¿cómo puede fortalecerse y protegerse el comercio electrónico? La agilidad es clave. Explorar nuevos mercados internacionales, así como también apostar por múltiples proveedores en distintas regiones es una medida fundamental para reducir riesgos. Ya no se puede depender de una sola fuente de productos, especialmente si provienen de países sujetos a restricciones comerciales, lo que abre un abanico de nuevas opciones a considerar.

Junto con ello, optimizar la logística local debe ser también una prioridad. La inversión en tecnología se vuelve aún más crucial para la automatización de procesos, reducción de costos y evolución del servicio.

En estos tiempos de alta incertidumbre y volatilidad, las compañías locales deben centrarse en hacer rentables tanto el movimiento como el almacenamiento de mercancías, principalmente para poder mantenerse competitivos ante los eventuales cambios en el mercado local, como también para adaptarse y hacer frente a los estándares de servicio altamente exigentes de los consumidores actuales.

El uso de la tecnología debe ir ligado también con generar fidelización de marca, pues crear una propuesta de valor con foco en la experiencia de usuario, una comunicación fluida y la generación de comunidad es también un aspecto altamente competitivo en los mercados actuales en Latinoamérica y el mundo.

Durante la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia de Covid-19, el e-commerce demostró ser un sector resistente que no paró de crecer e incluso de alcanzar su consolidación, basado en el principio de la adaptación. En este nuevo contexto en que hablamos de crisis comercial, es esta misma capacidad la que parece ser fundamental para enfrentar la incertidumbre.

Carlos Díaz Ojeda
General Manager de DispatchTrack Latinoamérica

Fuente: DispatchTrack

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