La decisión del Banco Central de República Dominicana (BC) de adelantar las medidas de flexibilidad con la reducción de la tasa de política monetaria (TPM) y más liquidez al sector financiero para prestar a tasas bajas, se debió no sólo a que la inflación ha entrado en su rango meta, sino, además, a que la economía se ha ralentizado tanto, que impediría alcanzar un crecimiento favorable al término de este año.
El Dinero publicó que, de acuerdo con los informes de la institución monetaria, durante el primer cuatrimestre de este año la economía apenas creció 1.2%. Eso es 0.2 puntos porcentuales menos que el 1.4% que había marcado durante enero-marzo, lo cual indica que en abril hubo más desaceleración.
Pero además, el crecimiento del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) de enero-abril 2023 es apenas una cuarta parte del registrado en igual período de 2022 cuando marcó 5.8%. Aun así, la economía en todo el 2022 creció 4.9%, mientras que la meta para este año es de no menos de un 4.2%.
El economista Jaime Aristy Escuder asegura que con el ritmo de crecimiento que lleva la economía al primer cuatrimestre de este año, no es posible alcanzar la meta de 4.2%, a menos que se hiciera lo que se ha hecho, adelantar las medidas de flexibilidad a los fines de que se produzca una mayor demanda interna que permita acelerar el crecimiento.
Por esa razón, asegura que la Junta Monetaria del BC hizo bien en disponer la reducción de la TPM de un 8.5% a 8%, al tiempo de facilitar al sector financiero RD$94,000 millones de recursos del encaje legal y de liquidez rápida para que los bancos concedan préstamos a una tasa no mayor de 9% anual para sus clientes.
Esas medidas, que servirán de estímulo a la economía, están justificadas en el hecho de que ya la inflación ha entrado en el rango meta de 4% más o menos 1, es decir, entre 3% y 5% al marcar 4.43% la anualizada a mayo de este año. Pero resulta que, también a mayo de este año, la inflación subyacente está todavía por encima del rango meta, con un 5.51%.
“Este indicador (inflación subyacente) permite extraer señales más claras para la conducción de la política monetaria, debido a que excluye algunos artículos que normalmente no responden a las condiciones monetarias o de liquidez en la economía, como son los alimentos con gran variabilidad en sus precios, los combustibles y servicios con precios regulados como la tarifa eléctrica, el transporte, además de las bebidas alcohólicas y el tabaco”, indica el Banco Central.
Agrega que el programa de estímulo monetario procura acelerar el mecanismo de transmisión de política monetaria para generar una disminución más acentuada en las tasas de interés en los próximos meses una mayor dinamización de la actividad económica.
Esto así, porque la economía “se ha desacelerado en los primeros meses del año 2023, registrando un crecimiento promedio de 1.2 % interanual en el periodo enero-abril, como resultado de una moderación de la demanda interna y como reflejo de un menor dinamismo de los sectores manufacturero y construcción, así como del deterioro del entorno internacional en un contexto de mayor incertidumbre”.
El Banco Central ha informado que sus técnicos han hecho proyecciones que le permite determina que el adelanto del programa de estímulo para acelerar el crecimiento económico no afectará el ritmo de reducción y control que viene registrando la inflación, por lo que esteran que se mantenga dentro del rango meta en lo que resta de este año.