La situación no mejora en el Canal de Panamá. La sequía que azota el punto por el que transita el 5% del comercio mundial va a más y el operador de la vía fluvial no descarta tener que restringir aún más el número de buques que navegan por él cada día.
Según El Economista, las medidas para combatir los efectos de la sequía comenzaron a aplicarse antes de verano. No sólo se redujo el número de buques autorizados para transitar cada día, sino que se bajó el límite de máximo de carga, reduciendo la cantidad de mercancías que cada barco puede llevar. Todo por conservar el agua.
Si ya entonces los pronósticos sobre una mejoría de la situación eran poco halagüeños, el escenario actual apunta a que podría ir a peor. El nivel de agua en el lago Gatún, que alimenta el Canal de Panamá, llegó a 24,2 metros la semana pasada, frente a los 26,6 metros que suele anotar en septiembre en los últimos años.
Actualmente están autorizados a transitar cada día 32 barcos, frente a los 36 que pasarían en condiciones normales, y su carga se ha visto reducida en un 10%. Para aliviar el cuello de botella, el operador del canal ha cambiado el sistema de reservas para permitir el paso de más buques no reservados y dar prioridad a los buques que esperan más tiempo. Y parece que funciona.
Recientemente se contabilizaban 116 embarcaciones esperando para pasar frente a más de 160 a principios de agosto y también ha mejorado el tiempo máximo al reducirse a 14 días frente a los 21 de hace un mes.
Los próximos meses están llamados a complicar aún más la situación. El coste del flete ya ha aumentado ante la próxima temporada de compras navideñas: menos barcos, menos carga y más caro el traslado, un cóctel complicado para el comercio global.
Agua desde otros embalses
El titular de la Autoridad del Canal de Panamá, Ricaurte Vásquez, ha indicado que su primera opción es reducir aún más los tránsitos diarios antes de planificar cualquier recorte adicional. De hecho, si la situación se mantiene el canal prevé un posible recorte a 30-31 tránsitos diarios a partir de octubre.
Una sequía que se extienda más de un año generaría un problema de calado y podría obligar al canal a aplicar restricciones adicionales. En el Canal ya están planteando una alternativa para nutrirse de otros embalses y asegurar los 190 millones de litros de agua dulce que necesita por cada barco que pasa, aunque este proyecto que propondrá al Gobierno requeriría un cambio en la legislación y la validación del Congreso.
Los expertos han advertido sobre las perturbaciones del comercio marítimo antes de lo que se perfila como un período aún más seco el próximo año. Prevén un comienzo temprano de la temporada seca en Panamá y temperaturas por encima de la media, que podrían aumentar la evaporación de agua y reducir las reservas a niveles récord para abril.
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