China fortalece su presencia en América Latina a través del comercio y la infraestructura

En un escenario global marcado por tensiones geopolíticas, América Latina se posiciona como un terreno clave para la expansión económica de China. Así lo dejó en evidencia el más reciente Foro China-CELAC realizado en Pekín, donde participaron representantes de 33 países latinoamericanos y caribeños, incluyendo a los presidentes de Brasil, Chile y Colombia.

Uno de los principales mensajes que se desprendió del encuentro es la voluntad de fortalecer la autonomía estratégica de la región, apostando por relaciones comerciales abiertas y diversas. “Defendemos la soberanía no sólo como respeto a las fronteras, sino como la libertad de decidir con quién y cuándo comerciar”, fue una de las declaraciones más destacadas durante el foro. China se ha consolidado como el principal socio comercial de América del Sur, desplazando en muchos casos a Estados Unidos. Países como Brasil, Chile, Perú y Argentina tienen en el gigante asiático su principal destino de exportaciones. Incluso Colombia y Ecuador, donde EE.UU. sigue siendo el principal mercado, han visto crecer con fuerza sus vínculos comerciales con China.

Además del comercio, la inversión en infraestructura y financiamiento son pilares claves del avance chino en la región. La ambiciosa iniciativa de la Franja y la Ruta (conocida como la nueva Ruta de la Seda) ha sumado a dos tercios de los países latinoamericanos, con proyectos emblemáticos como el megapuerto de Chancay en Perú, financiado y construido por capitales chinos.

Desde una perspectiva logística, esto representa una transformación significativa: la participación china en infraestructura portuaria, corredores logísticos y redes de transporte reconfigura las cadenas de suministro en la región, acercándolas a Asia y reduciendo la histórica dependencia de rutas tradicionales hacia Norteamérica y Europa.

En el plano geopolítico, el avance de China no ha pasado desapercibido por Estados Unidos, tradicionalmente dominante en el hemisferio occidental. Ejemplos como la suspensión de Panamá de la Ruta de la Seda por presiones norteamericanas o las declaraciones de Trump sobre retomar el control del canal evidencian los roces crecientes. Sin embargo, para muchos países, la oferta china es difícil de rechazar: mayor acceso a financiamiento, menor injerencia política y un mercado ávido de materias primas como cobre, soya o camarones.

Desde Pekín, el periodista Jaime Santirso destacó la paradoja global actual: “Un país autoritario como China se presenta hoy como el mayor defensor del libre comercio, mientras que Estados Unidos aplica aranceles y presiona políticamente a sus socios”. Esta narrativa encuentra eco en gobiernos latinoamericanos que buscan una gobernanza internacional más representativa y menos dominada por potencias tradicionales.

América Latina, con su riqueza natural, necesidad de infraestructura y urgencia por diversificar mercados, está en el centro de una disputa global. Para el comercio exterior, la logística y la inversión en puertos y rutas, esto significa nuevas oportunidades, pero también el desafío de equilibrar intereses económicos con soberanía y estrategia a largo plazo

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