El conflicto en el Mar Rojo ha provocado un aumento masivo de las emisiones de carbono en el transporte marítimo de contenedores. El Índice de Emisiones de Carbono de la consultora Xeneta y Marine Benchmark, que mide las emisiones de carbono por tonelada en las 13 principales rutas del mundo, alcanzó los 107,4 puntos en el primer trimestre, el nivel más alto desde que comenzó a elaborarse en 2018.
En el caso de los contenedores transportados desde Extremo Oriente hasta el Mediterráneo, el índice revela que las emisiones aumentaron un 63% en el primer trimestre de 2024 en comparación con el cuarto trimestre de 2023. Por su parte, desde Extremo Oriente al norte de Europa, las emisiones de carbono aumentaron un 23%. Esto es consecuencia directa del conflicto en la región del Mar Rojo, que se recrudeció en diciembre y ha hecho que la mayoría de los servicios de transporte marítimo de contenedores eviten el Canal de Suez.
Emily Stausbøll, analista de mercado de Xeneta, recuerda que: «Los contenedores enviados al Mediterráneo desde Extremo Oriente recorrieron una media de 9.400 millas náuticas en el cuarto trimestre antes de la escalada en el Mar Rojo. Ahora navegan 5.800 millas náuticas más debido a los desvíos en torno al Cabo de Buena Esperanza, en África, con la consecuencia inevitable de consumir más combustible».
En un intento de recuperar tiempo por las distancias más largas, los buques también navegan a mayor velocidad, lo que de nuevo se traduce en una mayor huella de carbono. Los datos publicados por la plataforma también revelan que las perturbaciones en el Mar Rojo han empujado a algunos cargadores a utilizar el transporte aéreo para proteger sus cadenas de suministro.
La carga procedente de Extremo Oriente llega ahora por vía marítima a puertos como Jebel Ali, en el Golfo Arábigo, antes de ser transportada por vía aérea desde el aeropuerto de Dubái a Europa y Norteamérica. Como resultado, la demanda de carga aérea desde el aeropuerto de Dubái a destinos europeos ha aumentado un 190% en marzo.
Según Stausbøll, «la carga aérea no sólo es más cara que la marítima, sino que también es mucho menos sostenible, por lo que este cambio a servicios híbridos mar-aire a través de Oriente Medio se traducirá en un aumento de las emisiones de carbono por tonelada de carga transportada«. Además, los transportistas están volviendo a utilizar los servicios ferroviarios a través de Rusia para transportar mercancías desde Extremo Oriente a Europa.
Impacto en las cadenas de suministro
Todo esto se produce en un momento en que la Organización Marítima Internacional se esfuerza por conseguir que el transporte marítimo mundial de mercancías por mar sea de cero emisiones en 2050. Además, en 2024 también se ha introducido el esquema de comercio de emisiones, que obliga a pagar por la cantidad de carbono emitida en los trayectos con origen o destino en puertos europeos.
Los objetivos de la OMI se basan en la intensidad de carbono y no en las emisiones reales, por lo que las distancias de navegación más largas no tendrán necesariamente un impacto negativo en estas mediciones. Sin embargo, esto no oculta el hecho de que el conflicto puede tener un impacto perjudicial en la sostenibilidad de las cadenas de suministro globales.
Además de necesitar más combustible para navegar por África, el aumento de las emisiones de CO2 se traducirá en una factura más elevada del sistema de comercio de emisiones para las navieras, que harán todo lo posible por repercutir estos costes a los cargadores, ya sea aumentando las tarifas o aplicando recargos adicionales.