En 2024, la economía de Centroamérica continuó enfrentando un panorama desafiante, aunque con perspectivas de crecimiento moderado. La región, caracterizada por su dependencia de sectores como la agricultura, el comercio y las remesas, ha mostrado resiliencia ante las adversidades globales, pero también enfrenta retos internos que afectan el flujo económico.
Factores que impulsan el flujo económico
- Remesas: Las remesas provenientes de Estados Unidos y otros países han seguido siendo una fuente crucial de ingresos. Estas representan un pilar económico en países como El Salvador, Guatemala y Honduras, donde constituyen un porcentaje significativo del PIB.
- Comercio internacional: La implementación de tratados de libre comercio, como el CAFTA-DR, ha permitido un flujo constante de exportaciones, especialmente de productos agrícolas como el café, el banano y el azúcar. Sin embargo, la competencia en los mercados internacionales exige mayor diversificación.
- Inversiones extranjeras: Países como Costa Rica han liderado la atracción de inversión extranjera directa, gracias a sectores como la tecnología, servicios y manufactura avanzada. Por otro lado, Panamá sigue destacando como un hub logístico clave en la región debido al Canal de Panamá.
Desafíos económicos
- Inflación y precios de energía: La inflación moderada a nivel global ha impactado los costos de bienes y servicios en la región, especialmente en alimentos y combustibles. Esto afecta tanto a las familias como a las pequeñas empresas, limitando el poder adquisitivo.
- Desigualdad: A pesar de un crecimiento económico sostenido en algunos países, las brechas de desigualdad siguen siendo amplias, afectando el acceso a oportunidades y recursos para gran parte de la población.
- Cambio climático: El impacto de fenómenos climáticos extremos continúa siendo una amenaza para las economías dependientes de la agricultura, como Nicaragua y Guatemala. La falta de infraestructura resiliente aumenta los costos de recuperación tras desastres naturales.