Este mineral es un producto pesado y voluminoso, por lo que su transporte requiere una infraestructura logística especializada y las compañías logísticas tendrán que adaptarse a este nuevo entorno para satisfacer la creciente demanda, así como desarrollar nuevas rutas y servicios.
Ademas, es un mineral esencial para la producción de baterías, que son cada vez más utilizadas en: vehículos eléctricos, almacenamiento de energía, dispositivos electrónicos y es que su está creciendo a un ritmo acelerado, lo que está impulsando el desarrollo de nuevas minas y plantas de procesamiento, ejerciendo un impacto significativo en la logística y la distribución de este mineral.
Según las estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE), la demanda mundial de litio podría alcanzar los 2 millones de toneladas en 2025, frente a los 500.000 toneladas de 2022. Este crecimiento se debe a la creciente demanda de baterías para vehículos eléctricos, que se espera representen el 70% de la demanda de litio en 2025.
El impacto del litio en la logística y la distribución se puede dividir en tres categorías:
Transporte: El litio es un producto pesado y su transporte necesita de una infraestructura y logística que se encargue de este requerimiento.
Almacenamiento: El litio es un producto sensible a la temperatura, por lo que requiere condiciones de almacenamiento específicas para mantenerlo estable en condiciones que no genere daños.
Seguimiento: El litio es un producto valioso, por lo que es importante poder rastrearlo durante todo su ciclo de vida por lo que, las empresas logísticas tendrán que implementar sistemas de seguimiento para garantizar que el litio se entregue de forma segura y eficiente.
Finalmente, la industria del litio está en el epicentro de una transformación global, a medida que nos acercamos a 2025, su influencia en la logística, distribución y comercio electrónico será aún más evidente.