Actualmente, América Latina y el Caribe cuentan con un Producto Interno Bruto (PIB) y un mercado laboral en niveles pre-pandemia. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía de la región se desacelerará de 4.0% del 2022 a 1.6% en este año aunque la mayoría de los países evitarán una recesión.
“Esta moderación de crecimiento económico no sorprende pues los términos de intercambio favorables que vimos después de la Covid-19 se han desacelerado y las condiciones financieras globales no son tan beneficiosas como lo eran hace unos años”, dijo a El Economista, Nigel Chalk, director del departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional.
Para el director del departamento lo malo para la región es la inflación alta que afecta de manera desproporcionada a los hogares de menores ingresos porque la mayor parte se concentra en el encarecimiento de los alimentos y los salarios no han logrado mantenerse al ritmo de los precios.
“La inflación general en las principales economías latinoamericanas se desaceleró a 7% en marzo, tras un máximo de 10% a mediados de 2022, sin embargo el progreso en la reducción en la inflación subyacente parece haberse estancado, era de 8% en febrero. En muchos países la inflación está por encima de la meta de los bancos centrales”, mencionó Chalk.
En este sentido, dijo, es necesario que las tasas de interés de los diferentes bancos centrales de América Latina y el Caribe se mantengan en niveles altos durante parte de este año y parte del siguiente.
Tensiones en el sector bancario
En las últimas semanas el sistema financiero de Estados Unidos y Europa ha visto la quiebra de algunos bancos consecuencia de aumentos en las tasas de interés para controlar los efectos inflacionarios lo cual ha tenido “poco impacto” en la región.
Hasta el momento estos problemas han tenido poco impacto en América Latina y el Caribe, en parte porque la región tiene poco vínculos directos con instituciones con problemas en Estados Unidos y Europa”, dijo.
Paralelamente, Chalk sugirió a las naciones de la región rediseñar los impuestos para aumentar la recaudación y que el sistema tributario sea más progresivo. “Quienes más tienen, tienen que pagar lo que les corresponde para ayudar a mantener la cohesión social e invertir a largo plazo. Esta agenda no es fácil, pero bien diseñada es posible restablecer la estabilidad macroeconómica, contener la inflación y reducir la deuda con equidad social”, afirmó.
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