Centroamérica debe dar prioridad a la educación técnica como una herramienta para reducir el desempleo y la pobreza, dos de los flagelos que más aquejan a esta región donde las empresas requieren cada vez más talento con alguna especialidad.
“Tras los resultados de la investigación, vemos que la educación y formación técnica es una opción educativa valiosa, no sólo para reducir la probabilidad de desempleo sino también para mejorar la calidad y estabilidad de los empleos en Centroamérica”, dijo a Agencia EFE, Andrés Fernández, investigador del estudio Educación y formación técnica profesional en Centroamérica y República Dominicana.
El estudio, que incluye datos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y República Dominicana del periodo 2016-2023, indican que en cuatro de estos siete países, las personas con educación técnica mantienen una ventaja significativa en términos de empleo.
Las excepciones a dicha tendencia son Guatemala, Honduras y República Dominicana, donde las personas con educación tradicional presentaron menores tasas de desempleo en 2023, indica el informe elaborado por el Programa Estado de la Región del Consejo Nacional de Rectores de Costa Rica, con el apoyo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude).
El país con la mayor tasa de desempleo por tipo de educación fue Costa Rica, donde el 15,7 % de las personas graduadas de la educación secundaria tradicional no tenía trabajo. Este porcentaje fue menor entre las personas egresadas de la educación técnica (12,1%). Esta situación se repitió en países como El Salvador con un 7,6 % y un 5 %, respectivamente, y en Panamá con un 12,9 % y un 7,7 %.
Otro hallazgo del estudio es la tendencia de las personas egresadas de la educación y formación técnica profesional a encontrar empleo en el sector servicios, en empresas de mayor tamaño y con mejores condiciones laborales.
Para seguir profundizando los beneficios de la educación técnica, el informe señala que es necesario actualizar la oferta de formación con base en la demanda y necesidades de estudiantes y empresas; así como lograr equilibrios adecuados entre las necesidades del sector moderno y el sector tradicional de la economía, y las zonas urbanas y rurales.
Otra recomendación es una mayor articulación de las políticas públicas en la región para conectar la política educativa, la política económica y la política de empleo; invertir en la formación y actualización permanente de los docentes, ampliar la cobertura, avanzar hacia la equidad de género, mejorar el financiamiento y reconocimiento social de la educación técnica.
La investigación destaca que entre 2019 y 2023 se crearon en la región 258 centros educativos técnicos a nivel de secundaria y 37 Institutos de Formación Profesional, lo que ha ayudado a que la oferta se incremente en zonas fuera de las áreas metropolitanas, a lo que también ha contribuido un auge de cursos en línea.
El 64 % de las especialidades técnicas ofrecidas en la región están concentradas en las áreas de producción industrial, electricidad y refrigeración; turismo, hotelería y restaurantes; informática y Tecnologías de la Información y Comunicación; construcción, arquitectura y ebanistería; y servicios empresariales, indica el estudio.
“Es evidente que los institutos de formación técnica profesional han fortalecido su oferta de especialidades, el siguiente paso es aumentar la cobertura y que las personas adquieran las competencias necesarias para insertarse de manera exitosa al mercado de trabajo”, concluyó Fernández.