La inflación general de México se aceleró en abril a niveles no vistos en más de 21 años, reforzando las expectativas de que el Banco Central volverá a subir su tasa clave de interés esta semana. El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se ubicó en un 7,68% a tasa interanual.
Este es su mayor nivel desde enero de 2001, de acuerdo con cifras divulgadas por el instituto de estadística, INEGI. Aun así, estuvo por debajo de las proyecciones del mercado de una tasa de un 7,72%. Por su parte, la inflación subyacente, considerada un mejor parámetro para medir la trayectoria de los precios porque elimina productos de alta volatilidad, registró una variación de un 7,22%, también la más alta desde enero de 2001.
Banco de México, que tiene un objetivo permanente de inflación de un 3% +/- un punto porcentual, ha elevado la tasa referencial en un total de 250 puntos base en sus últimas siete reuniones de política monetaria hasta su nivel actual de 6,5%. Analistas anticipan un nuevo aumento de 50 puntos base -emulando el más reciente movimiento de la Reserva Federal la semana pasada-, según un sondeo del grupo financiero Citibanamex. Además, esperan que la tasa de fondeo culmine el año en un 8,5%.
Sólo en abril, los precios crecieron un 0,54%, mientras que el índice subyacente arrojó una tasa del 0,78%. Los productos que más incrementos sufrieron en el mes fueron el jitomate, la gasolina de bajo octanaje, el pollo y el aguacate, dijo el INEGI. El Gobierno lanzó un plan temporal contra la elevada inflación pactado con las principales empresas de alimentos del país y que incluye una mayor producción de granos como maíz, frijol y arroz, pero descarta la aplicación de controles de precios.
La realidad de México no es exclusiva ya que estamos frente a lo que podría ser una reacción en cadena con la congestión del transporte marítimo en los puertos chinos que en cuanto empiece a relajarse traerá consigo un caos en los puertos principalmente en Europa y Estados Unidos.
Además unido esto a la guerra de Rusia en Ucrania, que está afectando en buena medida con temas energéticos y alimentarios al mundo, podrían ser el cóctel preciso para acelerar una caída en recesión para las economías más grandes del mundo y un coletazo muy fuerte al resto de países del globo que ya están sufriendo los efectos de la inflación.
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