La tecnología potencia a la logística y hoy en día resulta un aliado fundamental para que las operaciones alcancen la agilidad y eficiencia que demandan los mercados.
Sería impensado actualmente gestionar operaciones logísticas sin algún tipo de implementación tecnológica, pero esta realidad actual es solo la “punta del iceberg”.
En este mundo que se transforma y que nos desafía día a día, la tecnología es tanto una de las fuerzas que impulsan los cambios, como la herramienta que permite hacer frente a las nuevas necesidades que surgen continuamente. Sin embargo, la tecnología no representa una solución en sí misma, sino que adquiere todo su potencial cuando se aplica sobre procesos eficientes y se complementa de forma efectiva con las personas, con los trabajadores.
Este contexto se refleja claramente en el último Informe de Tendencias: ‘El Futuro del Trabajo en Logística’ elaborado por DHL. Del mismo se desprende que “9 de cada 10 trabajadores de logística creen que la tecnología ha sido beneficiosa para su función en los últimos 5 años y seguirá siéndolo en los próximos 10 años, sin embargo, más del 50% todavía ve la tecnología como una amenaza potencial”.
De esta forma, el éxito de una implementación tecnológica no sólo requiere invertir en sistemas y equipamientos, sino que también exige poner el foco en las personas y su interacción con estas innovaciones. Desde luego esto no significa que todos los trabajadores deban ser expertos en sistemas ni mucho menos, pero sí se debería trabajar en dos aspectos que resultan vitales y que van de la mano: la adaptación al cambio y la comprensión del valor del aporte tecnológico.
La resistencia al cambio es un mecanismo de defensa que se relaciona con el miedo, en este caso, a abandonar una forma de trabajar conocida y asimilada que, de alguna manera, brinda seguridad. Pero en el cambiante mundo actual, esta reacción representa un obstáculo y una verdadera problemática, ya que predispone de la peor manera al cambio y la evolución, características que dominarán el futuro inmediato de muchas actividades, y sin dudas también en la logística y en el comercio exterior.
La comprensión y aceptación por parte de los trabajadores sobre el aporte de la tecnología al desarrollo de las operaciones es fundamental para avanzar en este sentido. esto no significa que se tengan que volver expertos en programación o automatización, sino que deben comprender el concepto, el aporte real que cada implementación puede ofrecer al éxito de las operaciones. Esta comprensión abre el camino para que encuentren la mejor forma de complementarse con las innovaciones y así poder sacar el mayor provecho de las mismas.
Es importante también destacar que esto aplica no sólo a nivel operativo, sino que también es cada vez más relevante en lo estratégico. También los líderes o encargados de tomar decisiones deben aprender a aceptar el aporte de la tecnología. Sobre todo en tiempos de “big data”, donde la inteligencia artificial se nutre de los grandes volúmenes de datos que generan las operaciones logísticas para generar información de alto valor estratégico.
En este caso, será trabajo de los líderes alinear su “intuición” y su habitual forma de tomar decisiones con estos aportes de la tecnología. Sin dudas esto también representa un desafío, como todo cambio, pero se trata de un ejercicio que cuanto antes asumamos mejor, porque el mundo cambia y seguirá cambiando, y como dijo Darwin, “No es el más fuerte el que sobrevive, tampoco el más inteligente. El que sobrevive es aquel que es más adaptable al cambio«.
Javier Carrizo
Empresario. Experto en el sector de la logística vinculada al comercio exterior
www.javiercarrizo.com
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