China avanza en América Latina invirtiendo en todo tipo de proyectos mineros y de infraestructura, mientras los analistas observan la reacción de Estados Unidos y se sorprenden de que la primera potencia del mundo en la región haya alcanzado a una nación de importancia estratégica como es Panamá.
Según publica Prensa Latina, el comercio del gigante asiático con América Latina se ha disparado, pasando de US$ 12.000 millones en 2000 a US$ 495.000 millones en 2022, lo que convierte a Pekín en el mayor socio comercial de América del Sur. Mientras que Chile, Costa Rica y Perú tienen acuerdos de libre comercio con la segunda potencia mundial, Ecuador firmó su acuerdo en mayo de este año. Panamá y Uruguay están planeando darles un nuevo impulso a sus tratados.
En el otro lado de la balanza, Estados Unidos ha descartado nuevos pactos económicos y la Unión Europea aún no ha ratificado el acuerdo de libre comercio con el bloque de Mercosur, incluso después de 20 años de negociaciones. Así que donde unos avanzan, otros parecen en retirada.
El país que preside Laurentino Cortizo fue siempre uno de los aliados más acérrimos de Estados Unidos en la región y nodo geopolíticamente clave gracias a su Canal. La vía interoceánica juega un papel esencial en el comercio mundial, y la actividad de países extranjeros en la zona del canal ha sido un factor importante en la política exterior del país. Alrededor de 140 grandes multinacionales tienen su sede en Panamá gracias a los incentivos que reciben y al papel del país como centro financiero y logístico regional.
De Panamá al resto de América Latina
Desde entonces, explica Euclides Tapia, profesor titular de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, «China ha desarrollado una agresiva política de inversión en lugares claves de la economía panameña, fundamentalmente aprovechando la posición geográfica de Panamá como nodo en el sistema de comercio global».
«No es casual que, de las casi 40 empresas chinas establecidas en Panamá, la mitad de ellas se hayan acogido a la ley de régimen especial para hacer del país su centro de reexportación regional, desde donde envían mercancías al resto de América Latina«.
Tapia habla de la Zona Libre de Colón, que funciona como un centro logístico para todo tipo de productos chinos desde electrodomésticos a ropa, artículos del hogar y sobre todo medicamentos. Y más recientemente China ha empezado a fabricar automóviles en la zona desde donde espera distribuirlos a la región.
«El canal es un activo estratégico, que China quiere aprovechar para construir su propio perfil en la región. El cambio de reconocimiento de Panamá hacia Taipéi aceleró estos esfuerzos», dice Eric Farnsworth, quien dirige la oficina en Washington del Consejo de las Américas.
Agrega que, «Washington ha reaccionado negativamente a la creciente presencia de China en Panamá. Se puede hacer más, particularmente dado Panamá desea obtener más recursos para abordar los crecientes flujos migratorios de América del Sur. Hasta ahora los resultados tangibles han sido limitados».
Finalmente, Carlos Guevara Mann, profesor de Ciencias Políticas y director de la maestría en Asuntos Internacionales de Florida State University en Panamá, comentó que «la posición de Estados Unidos parece limitarse a advertir de los riesgos estratégicos de la presencia de China en Panamá«.
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