Desde el 1 de enero de 2020, cuando entró en vigor la nueva normativa de la OMI en cuanto a límites de azufre, se ha registrado un descenso del 77% en las emisiones de óxidos de azufre de los buques.
Durante el periodo previo a la implementación se produjo un debate muy intenso sobre la efectividad de esta medida, con la industria profundamente dividida en cuanto a temas como la instalación de ‘scrubbers‘ o sistemas de depuración en los buques.
La normativa ‘IMO 2020‘ ha sido, según explican desde Splash 247, todo un éxito y también un impulso para la OMI, que ha observado en los últimos años cómo los reguladores regionales, y más en particular la Unión Europea, han amenazado con actuar de manera más independiente e imponer sus propias normas en materia medioambiental.
El siguiente paso llegará el 1 de enero de 2023, cuando está prevista la entrada en vigor de las regulaciones de la OMI respecto a la eficiencia energética de los buques existentes y el indicador de intensidad de carbono. No obstante, existen algunos aspectos un tanto confusos, que están generando los mismos debates que en 2019, y apenas faltan 115 días para que comience su aplicación en el sector.
La primera medida se centra en la limitación de potencia del motor para el tonelaje más antiguo, pues se calcula que un descenso de la velocidad del 10% reduciría el uso de combustible en un 27%, con una reducción similar en las emisiones de carbono.
La segunda debería proporcionar al mercado una medición más sólida de las emisiones de carbono, que conducirá a una mayor transparencia, si bien su impacto en el sector será más determinante en 2024.
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