Las inversiones sociales y en infraestructuras pueden ser motores clave del crecimiento para América Latina y el Caribe, ya que los países se enfrentan ahora a los efectos a largo plazo de la pandemia en educación y sanidad, según afirmó el martes el Banco Mundial en un informe.
Recortar los subsidios a la energía y otros gastos públicos ineficaces y aumentar las transferencias a las familias más pobres puede liberar dinero para algunos de estos proyectos, mientras que un código tributario más simple y amplio puede ser más progresivo y generar más ingresos, según el Banco Mundial.
Mientras las economías digieren el fuerte repunte tras la reapertura del año pasado, se prevé que la producción económica regional crezca un 3% este año, pero se considera que se desacelerará hasta el 1,6% en 2023, según el informe, que califica la tasa de crecimiento prevista para el próximo año de insuficiente para reducir significativamente la pobreza.
La guerra en Ucrania, las persistentes presiones inflacionistas y los elevados tipos de interés en las economías desarrolladas se citaron como vientos en contra del crecimiento de la región, incluso cuando la producción ha recuperado en su mayor parte los niveles observados en 2019.
«La mayoría de las economías han vuelto a los niveles anteriores a la pandemia, pero eso no es suficiente. Los países de la región tienen la oportunidad de reconstruirse mejor después de la crisis y lograr sociedades más justas e inclusivas», dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
«Además de emprender las reformas e inversiones fundamentales para levantar el crecimiento, los gobiernos deben abordar los costos estructurales: los años de educación perdidos, las vacunas perdidas y los impactos retardados de la inseguridad alimentaria que la recuperación del PIB oculta», apuntó.
Teniendo en cuenta el gasto durante la pandemia, la relación entre la deuda pública y el PIB se elevó por encima del 75% de media en la región, desde alrededor del 60%, y sólo ha bajado al 70%. En ese escenario los ingresos están en el punto de mira. La región ocupa un lugar comparativamente bajo en el cumplimiento del impuesto de sociedades, y el Banco Mundial ve espacio en la reducción de las tasas al tiempo que se incrementa el cumplimiento como forma de aumentar los ingresos.
Según William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, la eliminación de las «transferencias mal diseñadas», incluida la energía, podría ahorrar aproximadamente el 17% del gasto público. «Eso implica que para dos de cada tres países de la región se pueden básicamente equilibrar los presupuestos«, apuntó.
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