La descarbonización del sector marítimo es una prioridad en América Latina, dada la importancia del transporte marítimo en la economía regional y el impacto ambiental de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En línea con los compromisos globales para reducir las emisiones, diversos países han implementado estrategias para promover el uso de tecnologías limpias, combustibles alternativos y mejoras en la eficiencia energética de las embarcaciones. Uno de los principales impulsores de la descarbonización en la región es la Organización Marítima Internacional (OMI), que ha establecido objetivos claros para reducir la intensidad de carbono del transporte marítimo en un 40% para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. En este marco, países como Chile, México y Panamá han desarrollado iniciativas para cumplir con estas metas, incentivando el uso de combustibles bajos en carbono y promoviendo la electrificación en puertos y embarcaciones.
Chile, por ejemplo, ha impulsado el desarrollo del hidrógeno verde como una alternativa viable para la descarbonización del transporte marítimo. El país ha firmado acuerdos con empresas internacionales y ha establecido rutas marítimas experimentales con el uso de combustibles más limpios. Además, ha trabajado en la modernización de sus puertos para reducir las emisiones provenientes de las operaciones portuarias.
Panamá, debido a su papel estratégico en el comercio marítimo global gracias al Canal de Panamá, ha adoptado medidas para reducir la huella de carbono de los buques que transitan por la región. Entre ellas, se incluyen incentivos para el uso de combustibles más limpios, la digitalización de procesos para mejorar la eficiencia logística y la implementación de regulaciones que exigen a los barcos cumplir con estándares ambientales más estrictos.
Entretanto, Costa Rica se ha posicionado como un referente en sostenibilidad marítima. El país ha promovido el uso de energías renovables en sus operaciones portuarias y ha desarrollado proyectos de electrificación en terminales marítimas para disminuir el uso de combustibles fósiles. Además, ha fomentado la investigación sobre biocombustibles para su posible implementación en embarcaciones.
México también ha comenzado a implementar estrategias de descarbonización, especialmente en sus principales puertos como Veracruz y Manzanillo. El país ha adoptado medidas para reducir la contaminación generada por el tráfico marítimo, promoviendo la eficiencia energética en los barcos y explorando opciones como el gas natural licuado (GNL) como combustible de transición.
A pesar de los avances, los desafíos para la descarbonización del transporte marítimo en América Latina siguen siendo significativos. La falta de infraestructura para el uso de combustibles alternativos, la necesidad de inversión en tecnologías más limpias y la cooperación regional son aspectos clave para acelerar el proceso. Sin embargo, con el apoyo de organismos internacionales y el compromiso de los países, la región avanza hacia un futuro más sostenible en el sector marítimo.