Enclavada en el corazón histórico de San Salvador, una moderna biblioteca inaugurada con bombos y platillos por el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, se erige como el último símbolo de la creciente presencia de China en Centroamérica.
Tal como publica Agencia AFP, acompañado por el embajador chino, Bukele visitó los siete pisos del edificio de 24.000 m2, construido con una donación de 54 millones de dólares de China. El inmueble tiene hemeroteca digital, pantallas interactivas, área gamer, robótica y 360.000 libros, anunció el gobierno.
Un día después, el hijo del presidente nicaragüense Daniel Ortega, Laureano Ortega, se subió a uno de los 250 buses chinos que llegaron al país y agradeció a Pekín por la «relación especial» que dijo ayudará a Nicaragua a salir de la pobreza.
«La nueva política de la región ha acelerado la influencia de China para poner distancia entre Estados Unidos y Centroamérica, desde el régimen de los Ortega hasta Bukele», dijo la a AFP Evan Ellis, investigador del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra estadounidense.
Desde que Costa Rica rompió lazos con Taiwán en 2007, China ha ganado terreno en Centroamérica, estableciendo relaciones diplomáticas con Panamá (2017), El Salvador (2018), Nicaragua (2021) y, el más reciente, Honduras (2023).
«Los esfuerzos de China en Centroamérica han estado motivados por su interés en aislar políticamente a Taiwán (…) y continuará el acercamiento para tener el apoyo de esos gobiernos en organismos internacionales», comentó a AFP, Margaret Myers, especialista en Asia y Latinoamérica de Diálogo Interamericano.
De Centroamérica, sólo Guatemala y Belice forman parte de los 13 países que en el mundo tienen vínculo diplomático con Taiwán, al que China considera parte de su territorio. «Centroamérica es parte de ese acorralamiento«, subrayó el economista salvadoreño César Villalona.
5G, puertos y energía
Nicaragua ratificó un tratado de libre comercio con China. El Salvador y Honduras lo negocian. Pero el intercambio comercial es abrumadoramente favorable al gigante asiático. En Costa Rica, por ejemplo, las importaciones desde China alcanzan los 3.350 millones de dólares y las exportaciones 400 millones; en El Salvador 2.847 millones contra 48 millones, según datos oficiales.
«China está muy lejos. Nuestra capacidad productiva es pobre y los precios del flete y seguros difícilmente compensan los costos. En Nicaragua el déficit se ensanchará» con el tratado, opina Enrique Sáenz, economista nicaragüense exiliado en Costa Rica.
Pero aunque estas pequeñas economías no le sean comercialmente importantes, China está interesada en agilizar la movilidad de sus productos. Y Centroamérica da fácil acceso a los océanos Pacífico y Atlántico.
Panamá, geopolíticamente clave gracias a su Canal, ha tenido a compañías chinas en la construcción de terminales marítimas en la vía interoceánica, de la cual China es el segundo cliente mundial, tras Estados Unidos.
Los mayores bancos chinos están en el centro financiero de Panamá y hay decenas de empresas instaladas en la Zona Libre de Colón (en el Caribe panameño), donde China es el principal proveedor, aseguró a la AFP el ex vicecanciller panameño, Luis Miguel Hincapié.
Finalmente, Myers destacó que los países centroamericanos «representan un mercado notable para los exportadores chinos de tecnología«.
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