La economía de El Salvador ha mostrado señales de desaceleración en el segundo trimestre de este año, de acuerdo con el seguimiento que realiza el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).
Tal como publica El Economista, en el primer trimestre de 2023, la economía salvadoreña sólo creció un 0.8%. Dejando de lado la pandemia, este es el menor crecimiento trimestral desde el 0.4% registrado en el primer trimestre de 2016.
El declive se observa desde el cuarto trimestre del 2021, cuando el PIB trimestral marcó un 5.6%, y a partir de ahí, ha ido en descenso cada tres meses, marcando un 1.3% al cierre del 2022. Para el economista Claudio de Rosa, el desafío es alcanzar por lo menos un 0.8% de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el segundo trimestre del 2023.
¿Qué señales están enviando los indicadores económicos?
De Rosa detalló que las exportaciones cayeron $87 millones en los primeros tres meses del año, y otros $181 millones en el segundo trimestre; en tanto, las importaciones de bienes intermedios disminuyeron $346 millones en este primer periodo, y otros $439 millones entre abril y junio.
Ante esos resultados, la Corporación de Exportadores de El Salvador (COEXPORT) prevé que 2023 no cierre con cifras positivas para las ventas al exterior, sino con un 2% menos con respecto a lo logrado en el 2022. La caída en primer semestre del año es de un 7%, según cifras oficiales.
La recaudación tributaria tampoco ha sido la esperada: en el caso del impuesto sobre la renta (ISR), las retenciones fueron $27.7 millones menos y el pago a cuenta $26.9 millones menos, en el segundo trimestre al compararlo con el cierre a marzo. Las declaraciones de IVA fueron $8.4 millones menos en el segundo trimestre respecto al primer trimestre. «Los datos muestran en general que en el segundo trimestre ha habido un empeoramiento de los resultados», remarcó el economista.
Otros riesgos que la UFG visualiza en el entorno para este año son: el bajo nivel de reservas internacionales, el alto gasto público, el limitado acceso del país al financiamiento externo, dado su alto perfil de riesgo, y un fuerte uso de las reservas de liquidez y de los fondos de pensiones.
Las Reservas Internacionales Netas (RIN) del país no han retornado a los niveles prepandemia. En julio de 2023, sumaban $2,617 millones, por lo que se han reducido $1,319 millones desde diciembre de 2019.
Si bien los retornos de los bonos soberanos han mejorado, El Salvador es el país con la calificación de deuda soberana a largo plazo más baja en Centroamérica, un deterioro desde la calificación que tenía desde el segundo trimestre de 2019, «lo que dificulta la obtención de créditos externos». Al 31 de julio, el EMBI de El Salvador (principal indicador de riesgo país) marca un 9.35%, siendo el tercero peor calificado en América Latina.
Por otra parte, el informe de la UFG destacó que la inversión extranjera directa (IED) mostró una recuperación en el primer trimestre de 2023, ya que registró un flujo positivo de $142 millones, «un resultado esperanzador».
El año pasado, El Salvador registró entradas negativas de IED por $101 millones, una variación de -133% con relación al 2021, según un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). La UFG destacó que, en los últimos siete trimestres, El Salvador fue el único país de Centroamérica y República Dominicana que registra una salida de inversión por $56.6 millones.
Asimismo, en julio la tasa de inflación llegó a 3.3%, la menor tasa registrada desde julio de 2021, cuando fue de 3.4%. Esto quiere decir que los precios en el país continúan aumentando, pero en un menor porcentaje.
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