Costa Rica se ha convertido en uno de los mayores competidores para la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) de la región, reconocido por la excelencia de su talento humano, su clima de negocios, su seguridad jurídica, su imagen de país sostenible y por ser uno de los más estables de América Latina.
Tal como publica La República, estas fortalezas permiten que este pujante sector, conformado por 461 empresas, sea un catalizador fundamental del crecimiento y dinamismo de la economía costarricense, al generar más de 221.295 empleos entre directos e indirectos, $5.400 millones en compras locales, $1.882 millones en cargas sociales y parafiscales; y una contribución absoluta a la producción de casi $10 mil millones (15.2% del Producto Interno Bruto).
Sin embargo, es necesario robustecer y aumentar el capital humano especializado, fortalecer la ciberseguridad y mantener una seguridad jurídica estable para atraer Inversión Extranjera Directa (IED), son algunos de los principales retos que el Régimen de Zonas Francas deberá atender, para continuar su crecimiento como un pilar fundamental de la economía de Costa Rica.
Con un mundo inserto en la cuarta revolución industrial, la innovación tecnológica y la generación de conocimiento especializado se convierte en una de las principales prioridades para el 2024. Sin duda, el país debe reforzar las capacidades del recurso humano en procura de responder a las necesidades de las empresas que incursionan en actividades de mayor valor agregado.
La evolución de la industria y los servicios de las zonas francas acarrea una demanda cada vez más especializada de personas, asegura Carlos Wong, presidente de la Asociación de Empresas de Zonas Francas de Costa Rica (AZOFRAS).
“Costa Rica se caracteriza por contar con capital humano de alta calidad. Sin embargo, hoy las empresas enfrentan dificultades por conseguir más gente competente, por lo que se hace necesario desarrollar políticas públicas enfocadas en aumentar la cantidad de profesionales”, dijo el presidente.
Este talento humano especializado permitirá aprovechar las grandes oportunidades que el país tiene para diversificar y hacer crecer el ecosistema global de la industria de los semiconductores, por ejemplo, a criterio de Wong.
“El Chips & Science Act es un ejemplo de cómo una correcta legislación fortalece la capacidad tecnológica de un país, la creación de hubs regionales, la inversión y el desarrollo. Con la inclusión de Costa Rica en el “Chips & Science Act se abre la oportunidad de que el país se convierta en referente en el ecosistema global de semiconductores”, aseguró Wong.
Este dinámico sector, que hoy genera poco más de 221 mil empleos entre directos e indirectos, ha demostrado ser un importante instrumento para la competitividad de Costa Rica, al convertirse en un canal para atraer IED, generar empleo, incentivar la diversificación, producir encadenamientos productivos y transferencia de tecnología.
Sin embargo, es importante que el país garantice la ciberseguridad y mantenga una seguridad jurídica estable que permita continuar fomentando el crecimiento positivo y consistente de este régimen.
“El país ya cuenta con un historial de vulnerabilidad cibernética. Las empresas de zona franca requieren condiciones óptimas para desarrollarse, considerando no sólo la comunicación segura con el resto del mundo, sino también para salvaguardar información de alto valor. Para Costa Rica es clave que se cuente con un ambiente de inversión seguro que genere confianza para los inversionistas en el corto y largo plazo”, explicó Wong.
Para el sector de Zonas Francas es prioritario que el país resuelva temas urgentes entre los cuales destaca la situación de inseguridad y la reducción de costos productivos (tarifas eléctricas, principalmente) y de esta manera evitar la pérdida de competitividad país.
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